viernes, 14 de enero de 2011

Roque, mi hijo







Escribo esta entrada dedicada a las personas que quiero, de corazón, que me aprecian y los aprecio. A vosotros, que soy muchos, los que os alegrais con mis alegrías y os apenan mis pesares. Con vosotros, que desde la lejanía de un Estados Unidos, un París, un Londres, un Méjico, Australia, Italia, Portugal o del lugar de España más alejado de mi tierra, nos enlaza una amistad. Carmen, mi esposa, y yo os queremos presentar a nuestro hijo Roque, un cielo.

Nació de forma natural el día treinta de diciembre del año dos mil once de esta centuria y su peso fue de tres kilos ochocientos gramos.

No tengo palabras para describiroslo, mi vocabulario no tiene la suficiente amplitud para poder plasmarlo. Tampoco sé como exteriorizar la sensación de felicidad, de satisfacción que me inunda por dentro, por ello, desde la lejanía os quiero hacer llegar un signo que lo resuma todo: su imagen, su retrato.







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